Por la mañana, no muy temprano salimos a aguas del Mediterráneo buscando las pajareras que nos indiquen la presencia de este dios de los mares, y digo dios puesto que, el Mare Nostrum se puede comparar al olimpo de la cultura griega, ya que no solo hay un dios, sino que esta habitado por infinidad de especies que debido a su tamaño, voracidad y a que apenas tienen depredadores naturales, pasean campantes e imbatibles por estas calmadas aguas. Lo que si os aseguro es que de todos ellos el atún rojo es de las especies más luchadoras a la hora de su captura.
Tras localizar los primeros bandos de aves acudimos a cada una de las señales y comprobamos que en casi todas ellas aparecen, majestuosas las primeras tollinas, nombre que adquiere esta especie en valenciano. Rapidísimas y super voraces, atacando bancos de sardinas u otros peces de menor tamaño, brutalmente con saltos espectaculares y envestidas dignas del astado con mas casta.
foto: google images |
Una vez interceptada la trayectoria de estos torpedos vivientes sutilmente y con el máximo sigilo posible, para no provocar su hundimiento ya que estamos pescando a espinning con señuelos de superficie. Aunque de los materiales os hablaré en otra entrada. Ahora relataré una de las capturas:
lanzo el paseante de superficie a mi manera, que consiste en hacer coincidir perpendicularmente (a ser posible) las trayectorias del señuelo y la de los ataques de los túnidos. El ataque puede compararse a una explosión, rapidísimo y salvaje. Luego una décima de segundo de calma que se eterniza en una espera angustiosa a que el tremendo animal tome una determinación sobre su rumbo. Tras esa fracción de segundo uno comienza a tomar noción de las magnitudes de lo que está al otro lado de tu trenzado de más de 60 libras.
Comienza la fiesta... el carrete de más de 30 Kg. de drag casi a tope parecía un trompo de la velocidad a la que giraba la bobina, mientras, el animal arrancaba más de 250 m. de linea en primer tirón. Tras el susto la linea pierde tensión y comienzo a recoger línea lo más rápido que puedo ya que la pieza venía hacia la enbarcación, hasta que ya con pocos metros por recuperar el carrete se frena en seco, como si hubiese enrocado; pero no, sin poder apenas tomar aliento veo como, de nuevo, toda esa linea se va con la misma velocidad de la primera vez. Cuando por fin paró se quedó ahí, inmóvil. Entonces comencé a bombear, sintiendo el peso y fuerza de mi rival a medida que aumentaban los problemas de resitencia.
Siento la mala calidad de la foto pero el de la caña soy yo. |
Tras dos o tres veces de sacarme hilo se mete bajo la embarcación. Con las fuerzas muy menguadas consigo por fin hacerme con el y con la ayuda de mis compañeros subirlo por unos segundos a bordo para ser fotografiado y nuevamente ponerlo en libertad procurando causarle el menor daño posible.
(perdonad la calidad del video pero no me funcionaba el enlace
y lo he tenido que grabar de mi ordenador)
Imaginad esto varias veces el mismo día.......... pues podéis creerme, vale la pena.
Un saludo desde Valencia y un abrazo a todos.